Diego Pampin y su mujer, Fernada Buccheri, junto a Fabián Céspedes, uno de los empleados contratados a través de la Fundación ForgeDiego Pampin y su mujer, Fernada Buccheri, junto a Fabián Céspedes, uno de los empleados contratados a través de la Fundación Forge

Por una nota de LA NACION, contactó a una ONG que forma a jóvenes vulnerables y ya contrató a dos para su pyme

2025/12/19 02:38

“Con qué poco se puede cambiar tanto una vida”. Diego Pampin cuenta que ese fue el pensamiento inmediato que tuvo al leer la historia de un joven de bajos recursos que pudo cambiar su presente y el de su familia tras conseguir un trabajo formal.

“Uno naturaliza que dar trabajo en blanco es lo que corresponde, pero desconocía lo poco que pasa en ciertos contextos”, dice el empresario mientras reconstruye lo que hizo aquella mañana de finales de junio, cuando se encontró con esa historia en LA NACION. Después de leerla, le escribió a la Fundación Forge, cuyos datos figuraban al final de la nota.

Forge trabaja, justamente, para revertir un dato alarmante que exponía el artículo: cada 100 jóvenes de bajos recursos, apenas tres consiguen un trabajo formal. Lo hace preparando a esos jóvenes para el mundo laboral con miras a servir de puente entre ellos y potenciales empleadores. Esa mañana, después de leer la nota, Diego quiso estar al otro lado del puente.

“Esa historia me hizo pensar en que hay factores que pesan al momento de contratar a jóvenes de bajos recursos, como el lugar de donde vienen. En mi caso nunca pesaron, pero se ve que era medio inocente sobre lo que pasaba a mi alrededor”, afirma este contador de 49 años que, junto a Fernanda Buccheri, su mujer, y Sebastián, su cuñado, está al frente de Maigal, un pyme de cosmética capilar que funciona en la localidad bonaerense de Wilde.

Diego y Fernanda no dudaron en darles oportunidades a chicos de bajos recursos en la empresa de cosmética capilar

Diego recuerda que el mismo día que mandó el mail lo contactaron desde la fundación. “Me preguntaron a qué se dedicaba nuestra empresa y qué perfil de empleados buscábamos. Yo les dije que lo único que nos importaba era que vivieran cerca”, relata. Pocos días más tarde, agrega, desde Forge le presentaron cuatro perfiles. “Todos estaban muy bien, pero, en ese momento, yo necesitaba un operario, así que avanzamos con una contratación. Hace un tiempo sumamos otra”, explica.

El primer operario contratado es Fabián Céspedes, un joven de 24 años, oriundo de Ezpeleta, provincia de Buenos Aires, que ya lleva cuatro meses trabajando en Maigal. “Cuando estaba en la secundaria, mi plan a futuro era conseguir un trabajo que me dejara tiempo para seguir estudiando Medicina o Enfermería. Me decidí por un secundario técnico porque todos me decían que iba a tener más chances en lo laboral”, le cuenta a LA NACION en una pausa en su jornada de trabajo.

Fabián vive con sus padres y sus dos hermanos y necesita trabajar para contribuir a la economía familiar. “Todos los meses nos repartimos los gastos”, cuenta. Antes de entrar a Maigal fue mozo, empleado de limpieza y operario en una fábrica, todos empleos a grandes distancias de su casa y en los que, además, cobraba poco. “En ese tiempo, tuve que dejar mi plan de estudiar porque no me alcanzaban las horas del día para todo”, dice.

En 2024, Fabián llegó a Forge en busca de mejores oportunidades: “Me inscribí para tener más herramientas laborales y la verdad es que aprendí mucho”. Ahora se siente feliz con su trabajo en Maigal. “Estoy muy contento. Me dio la posibilidad de un horario fijo y muy cómodo, porque salgo a las 17. Así que ahora estoy de nuevo con planes de estudiar”, se entusiasma.

“Parte de mi educación fue ver otras realidades”

Diego recibe a LA NACION en una sala de reuniones ubicada en el primer piso de la fábrica, la misma, dice, en la que entrevistó a los cuatro candidatos presentados por Forge. Mientras espera que llegue Fernanda, su mujer y madre de Martina e Ignacio, sus dos hijos, cuenta que su papá es gallego y que llegó a la Argentina en los sesenta, en busca de mejores oportunidades.

“Yo vengo de una familia muy trabajadora y convencida de que la educación y el trabajo son la salida. Es una pena que a mucha gente no le alcance con trabajar para salir de la pobreza. Algo no está bien ahí”, reflexiona mientras gesticula y deja ver en su antebrazo un tatuaje que dice: “No rain, no flowers” (sin lluvia no hay flores).

Oriundo de Caballito, cuenta que creció en las cocinas de los diferentes emprendimientos gastronómicos que fue generando su padre. “Parte de mi educación consistió en ver otras realidades, ser consciente de que yo me podía ir un mes de vacaciones pero había empleados que necesitaban seguir trabajando en lugar de tomarse vacaciones para cobrar esa plata extra”, señala.

Ahora que le toca ser quien da empleo, cuenta que es fiel a aquellas enseñanzas y que no concibe para sus empleados otra forma de trabajo que no sea la que respeta sus derechos. Tal vez por eso, se indigna cuando llega Fernanda y le cuenta sobre una conversación con un joven que necesita una salida urgente.

“Cada vez que voy a un supermercado que está cerca del barrio, el repositor me pide trabajo. Me cuenta que trabaja todos los días casi sin descanso y por una paga bajísima. A mí me da vergüenza sacarle el empleado al dueño del supermercado, pero me duele ver que cada vez que voy, este hombre se me acerca y me dice: ‘No se olvide de mí’”, relata su esposa.

Maigal le da empleo a 20 personas, entre ellos, a Fabián y Cristian, dos jóvenes a los que el trabajo les cambió la vida

Maigal es una pyme familiar que le da trabajo a 20 personas. Es una de las 54 empresas que se contactaron con la Fundación Forge después de que LA NACION publicara una serie de contenidos sobre los obstáculos que alejan a los jóvenes de contextos vulnerables del mundo del empleo formal.

De esa interacción ya se concretaron, hasta el momento, tres inserciones laborales, mientras que varias empresas se comprometieron a contactarse con Forge cuando busquen nuevos candidatos. Además, una de las firmas -una farmacéutica multinacional- se involucró en el proceso de formación de los jóvenes con charlas y entrevistas de trabajo simuladas.

De los 4.930.000 jóvenes de entre 18 y 24 años que hay en la Argentina, 747.141 tienen un empleo registrado. Sin embargo, solo el 6% de esas oportunidades laborales de calidad llegan a los jóvenes de hogares muy pobres (el 25% con menos ingresos del país), según un análisis del Observatorio de la Deuda Social de la UCA realizado en base a la Encuesta Permanente de Hogares del Indec del segundo semestre de 2024 y en exclusiva para LA NACION.

Para quienes logran acceder a un puesto formal, el impacto en sus vidas es comparable con un ascenso social, según sostienen los especialistas. Contar con un ingreso estable, previsible y con beneficios sociales reduce en un 85% las chances de pasar hambre o ser indigente. También se achica en un 60% la posibilidad de ser pobre y en un 51% el riesgo de vivir en una casa precaria e insegura. Esas estimaciones fueron hechas, también en exclusiva para LA NACION, por el Observatorio de la Deuda Social con información de la Encuesta de la Deuda Social Argentina de 2024.

Esta mejora en términos económicos derrama también en aspectos físicos, sociales, emocionales y psicológicos. Un empleo en blanco reduce un 47% la posibilidad de no tener amigos y baja en un 66% las chances de sentir malestar psicológico, como ansiedad o depresión, y en un 56% las de sentirse infeliz. Mientras que el riesgo de tener problemas de salud o enfermedades crónicas desciende un 30% y la posibilidad de no tener proyectos personales se achica un 37%.

“Cuando cobré, me compré zapatillas cómodas”

A que todas esas brechas se achiquen ayudó Diego nuevamente hace algo más de un mes, cuando en la empresa surgió una vacante y contrató a otro de los chicos presentados por Forge: Cristian Gorosito, un joven de 20 años que vive junto a su mamá y su perro en Villa Corina, una localidad del partido de Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires.

Cristian Gorosito empezó a trabajar hace un mes y con su primer sueldo le hizo un regalo a su mamá

“Cuando cobré mi primera quincena, me compré un par de zapatillas cómodas, que necesitaba para trabajar. También le hice un regalo a mi mamá”, cuenta Cristian. El suyo es hoy el único ingreso fijo de su casa.

El empleo le permite pensar su futuro de otra manera. “Cuando me adapte a la rutina de trabajo, quiero estudiar. Me gustaría ser programador”, cuenta. “Va a ser un esfuerzo trabajar y estudiar. Pero un esfuerzo que vale la pena”, remata.

En Maigal, cuenta Diego, no hay requisitos excluyentes a la hora de contratar a un empleado. “Solo pedimos que no falten, que sean puntuales”, dice.

Describe a su plantel como “cumplidor” y asegura que los dos jóvenes contratados a través de Forge también lo son. “Igual es una tranquilidad saber que la fundación sigue en contacto con los chicos. Y con nosotros también. En caso de necesitar algo, sabemos que contamos con ellos”, concluye.

¿Querés ofrecer una oportunidad de empleo?

  • Si trabajás en recursos humanos, tenés un comercio o sos emprendedor o empresario, podés emplear a un joven egresado de Forge, una fundación que trabaja por la inserción laboral de jóvenes vulnerables.
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