El cansancio y la tensión se volvieron una constante en la rutina de muchos argentinos. Sin embargo, el problema no es la existencia del estrés en sí, sino la dificultad para regularlo. Así lo explicó Carlos Sosa, experto en liderazgo, en una entrevista en LN+, donde advirtió que el exceso de presión impacta tanto en la salud como en la productividad.
“Los argentinos llegamos cansados y estresados a diciembre”, señaló Sosa, y aclaró que el estrés siempre existió. “El problema no es el estrés, el problema es saber regularlo, cuándo ir lento y cuándo ir despacio”, explicó.
Estres laboral: como afecta a la salud y la productividadSegún el especialista, en la actualidad confluyen múltiples factores que intensifican esa carga: presión económica, incertidumbre laboral y el avance de la inteligencia artificial, que obliga a muchas personas a reinventarse profesionalmente.
Para Sosa, el estrés puede entenderse como una acumulación de energía mal gestionada. “Es una sobrecarga de preocupaciones”, resumió, y remarcó que, cuando no se canaliza, termina afectando el rendimiento y el bienestar emocional.
Lejos de demonizarlo, el experto sostuvo que el estrés cumple una función. “Necesitamos estrés, pero regulado”, afirmó. Para explicarlo, utilizó una metáfora: “Imagínense un velocímetro”.
De acuerdo a lo que describió, entre 0 y 90 la persona se encuentra apática, sin energía; entre 130 y 220, el nivel de estrés es excesivo y perjudicial. El punto óptimo está entre 90 y 130, donde aún es posible verbalizar lo que uno siente y pedir ayuda.
En ese sentido, destacó la importancia de poner en palabras lo que sucede. “Verbalizar es importante, sea un proceso corto o largo”, dijo, y explicó que expresar el malestar permite descomprimir la carga emocional antes de que se vuelva inmanejable.
Sosa remarcó que la clave para regular el estrés está en el autoconocimiento. “La pregunta clave es cómo me siento”, subrayó. Según explicó, una persona puede comenzar el día con confianza y, ante un mensaje o una situación puntual, experimentar un cambio brusco en su estado emocional.
Por eso, recomendó “escanearse constantemente”. “Nuestro tablero de control es el cuerpo”, afirmó, y precisó que las señales físicas y emocionales funcionan como alertas tempranas. Aprender a detectarlas a tiempo permite ajustar el ritmo, pedir apoyo y evitar que la sobrecarga se transforme en un problema mayor.


