LA PAZ.- La tensión crece en Bolivia luego de la entrada en vigor de los nuevos precios de los combustibles fijados por el gobierno del presidente Rodrigo Paz con un decreto que eliminó los subsidios estatales.
La medida duplicó el precio de la nafta y triplicó el el diésel, lo que dio lugar a generalizadas protestas y el primer serio conflicto social a poco más de un mes de la toma de posesión del nuevo ejecutivo.
Sindicatos de transporte, comités vecinales y algunos sectores políticos expresaron su disconformidad, dando lugar a huelgas y bloqueos que paralizaron el transporte público en varias ciudades.
Los choferes piden luz verde para aumentar las tarifas, mientras que el gobierno responde que el impacto del elevado costo del combustible se compensaría con exenciones fiscales, reducciones de los derechos sobre piezas de repuesto y neumáticos y tiempos de espera más cortos para el suministro.
El ejecutivo defiende el decreto como una opción inevitable para estabilizar la economía y combatir el contrabando, estimando un ahorro anual de alrededor de 3.500 millones de dólares.
La medida recibió el apoyo de sectores empresariales, pero también despertó críticas a nivel político. El vicepresidente Edmand Lara y el expresidente Jorge Quiroga advirtieron sobre el riesgo de un aumento de la inflación y una carga para los sectores más pobres de la población.
El gobierno reiteró su disposición al diálogo, pero descartó un paso atrás en la aplicación de la medida, que se enmarca en un contexto de crisis económica caracterizado por una alta inflación y la persistente escasez de dólares y combustible.
Durante 20 años, las tarifas se mantuvieron congeladas por las administraciones de izquierda de Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025), que importaban carburantes para revenderlos a pérdida en el mercado interno.
Esta política agotó los dólares de las reservas internacionales y desató la peor crisis económica del país en cuatro décadas.
El miércoles, el presidente Rodrigo Paz anunció un paquete de decisiones para enfrentar la crisis, entre ellas el fin de la subvención.
Los transportistas piden la marcha atrás del gobierno. Este viernes bloquearon las principales calles de La Paz y El Alto (oeste) y en Santa Cruz (este) no salieron a trabajar. En las estaciones de teléferico los paceños formaron filas de cientos de metros.
“Para nosotros ya no hay Navidad”, dijo a la AFP Paulina Tancara, una pequeña comerciante de 74 años decepcionada de Paz, a quien le dio su voto.
Los precios de alimentos y otros productos básicos se incrementaron en los mercados, según reportes de la prensa local.
“Apenas un mes está manejando” el gobierno y ya “nos está matando de hambre”, comentó Tancara.
Los comerciantes también tomaron este viernes las calles de La Paz para exigir la derogación de la medida.
“La gente ya no nos compra. Están comprando víveres, están abasteciéndose” de productos necesarios, dijo Patricia Tintaya, vendedora de artículos para mascotas de 47 años.
Bolivia atraviesa una aguda escasez de divisas. La inflación rozó el 20% a 12 meses en noviembre. Otros sectores también han programado próximas movilizaciones.
Un gremio de mineros se ha declarado en huelga indefinida y exigirán la renuncia de Paz. Campesinos cocaleros, liderados por Evo Morales, marcharán el lunes en Cochabamba, en el centro del país.
“Podemos ganar esta batalla (...), todo el pueblo está enojado”, dijo este viernes Morales en una reunión sindical.
Morales, que gobernó en tres períodos consecutivas entre 2006 y 2019, no pudo participar de las últimas elecciones por un fallo judicial que prohibió más de una reelección.
Agencias ANSA y AFP


